Friday, August 17, 2007

SE BUSCA A MARTA

Vine a esta ciudad a encontrar un pedazo de mí que anda perdido. Por más que busqué entre los trastes de la cocina, en los cajones abandonados, en el naufragio de mis closets, en el polvo de las maletas debajo de la cama, nada. Por ninguna parte apareció. Hice todo lo que cualquiera haría si se le pierde algo importante: Rememoré cada paso dado en los días anteriores, llamé a mis hijas, a los amigos a ver si lo perdí en casa de alguno, todos me dijeron que "no, que aquí no hay nada, que no lo he visto, pero déjame mirar y si lo veo te aviso inmediatamente”. Hasta reuní el valor de ir a buscar ese amor aún dolorido y tapándole los ojos al miedo le pregunté si él tenía entre los abandonos míos, esa parte urgente de mí que no encontraba y me dijo que no, que “aquí no está, pero si aparece te llamo”.

Ante esto, no me quedó más remedio que empezar a buscarme donde no me había perdido. Bajo los faroles de mi barrio. Un poco mas lejos —pensé— y caminé hasta los parques más cercanos, luego tomé el primer bus que pasó y como si fuera uno de aquellos locos que se trepan a contarnos sus miserias, armé una retahíla que con los días aprendí de memoria y repetí hasta el cansancio: "Discúlpenme que los moleste, yo sé que van apurados a sus quehaceres, o quizá ocupados pensando en cosas importantes, o simplemente preparándose para comenzar el día, pero es que necesito de su ayuda. Hace un tiempo me perdí y no me encuentro, será que por casualidad me habían visto antes a mí, o a una parte extraviada de mí por la calle, quizá al cruzar un semáforo, o haciendo una fila eterna en el banco...", algunos me miraron interesados y siento que en verdad esculcaron sus cerebros a ver si me recordaban pero no, en el mejor de los casos, se sintieron tan conmovidos con mi historia que reunieron unas monedas para financiar mi búsqueda.

Luego, se me ocurrió mandar a imprimir unos volantes con mi foto, los repartí en las esquinas, a la entrada del cine, a la salida de las iglesias, los pegué con cola en los postes de luz y hasta ofrecí una recompensa para el que suministrara información valiosa y comprobable que ayudara a dar con mi paradero. Cada mañana me daba ánimo, al principio me abrazaba y una vocecita adentro me decía: “Tranquila, todo va a estar bien, ya verás que apareces, es cuestión de tiempo y paciencia”; Luego, lloré desesperada, peleé con Dios y lo maldije, hubo noches en que recé mantras en sánscrito para repetir alguna cosa hasta el cansancio, cualquier cosa que llenara mi mente y no me pareciera una oración, para no sentir que le rezaba a ese Dios, sordo y mudo que no se merecía mi devoción. Empecé a mirar con desconfianza a los amigos, ninguno era suficientemente solidario con mi pena. Hice aduana en mi casa, saqué esas otras partes de mí que en el camino de encontrarme ya no me servían, cambié de dieta, aprendí otro idioma, recorrí todas las discotecas de la ciudad, los hospitales, las estaciones de policia... la morgue, hablé con todos los hombres y todos eran sordos, sólo se oían a sí mismos, todos eran narciso mirándose en su espejito de agua.

Finalmente, decidí que esa parte de mí aún no encontrada, no estaba en la ciudad, ni en el país, y vine a buscarla a Miami, porque en ésta ciudad se pierde todo y a la vez se recupera. Quizá alguien conocido lme encontró perdida y sin rumbo, y por correo me mandó a donde sabe que vengo con frecuencia.

Apenas estoy descargando el equipaje. Quiero abrir las ventanas de mi alma para recibir la luz, dejar de par en par la puerta para que el sol entre y se haga cargo de las sombras. Hay mucha correspondencia en el piso, paquetes en la puerta con sus etiquetas amarillas y borrosas a la espera de su destinataria, quién quita, a lo mejor entre todo eso esté mi partecita perdida, o mejor, en mi corazón tengo la secreta esperanza de haberla dejado olvidada aquí mismo en alguno de mis viajes anteriores, en uno de esos lugares que por imposibles no había buscado antes.
Me levanto cada día y camino esta ciudad casi tan mía como la otra, estas calles, esta brisa maravillosa de mar y de sol, este idioma salteado de mezclas y colores en la piel, esta historia construida con los pedazos de las historias de todos los que vivimos en ella. Lo único que lamento es que los trozos de pino que arranco en el trayecto y por costumbre mastico mecánicamente, no saben igual a los que hay en la calle del frente de mi casa en Bogotá.

8 comments:

Traductora Escritora Marián Muiños said...

Este trozo de prosa -evidentemente poética- es un verdadero "hallazgo" que pone al descubierto esa terrible búsqueda interior que tenemos los seres humanos transhumantes, nómadas e inquietos. Permíteme, Marta, que te sugiera una nueva ruta, menos pedregosa. Búscate en la Naturaleza, no importan los paralelos ni los meridianos... Sólo abre los ojos y mira con atención, y aplica la misma regla con tus otros cinco sentidos (sí, porque el sexto se activa al utilizar al cien por cien los cinco habituales). Marián Muiños, una argentina en Galicia. (Quedas cordialmente invitada a buscar un poema mío, escrito el primer año de mi autoexilio en esta página
http://artsandscience1.concordia.ca/cmll/spanish/antonio/ACH_Con_Ab/ACH_CA_Poemas_Exilio.html

Anonymous said...

Querida marta : Quise entrar a tu pagina y me dijeron que no admite mas que 300 latidos caracteres ?). Espero que te sirva para encontrarte pues somos muchos los perdidos en este universo.
BRUJULAS

Hubiera querido
que fuera su porvenir
un aire no respirado.

Poder limpiarse la memoria
de baratijas amadas
pero el amor estaba
tan atravesado de compromisos.

Hubiera querido
que se inundara su cerebro
de la música, solo
no de la letra, de las ideas.

Que los conceptos no fueran
una cascara de resbalar
sino una pulpa de comer.

Hubiera querido
que sus dedos no fueran
tan promiscuos
su urbanidad tan equivocada.

Hubiera querido
dirigir su corazón por un camino
pero el corazón
le tiraba para otro.

Que su corazón
fuese su libro de consulta
pero el libro
se le extraviaba.





Hubiera querido
acudir al sano consejo
del raciocinio, sin encontrar
que era sobornable.

Saludar al aire de las muchachas
la alegre cola de los perros
sin que aire y perros
se le enojaran.

Hubiera querido
estar desnudo
y lo acompañaban
los recuerdos.

Hubiera querido
estar en compañía
y cada cual
tiraba para su molino.

Este hombre estaba solo
y buscaba un amigo
pero Jesús había muerto
de Dios nada se sabia.

Fue a las iglesias
y solo hallo
el espeso incienso
de la culpa.

Fuí a todos los lugares
en donde el hombre se agrupa
y no hallo un solo rostro
sino mascaras de circunstancias.
Entonces quemo
todas sus brújulas
y se quedo en la vida
hasta ahora esta allí.

Carlos Arboleda

Anonymous said...

Marta, me llegó tu página mediante una amiga muy querida (Juanita) que me está relacionando con otros escritores en la red.

Te dejo un saludo y prometo, de a poco, ir leyendo todas tus creaciones.

Wilhemina Queen said...

Nunca saben igual como los de casa ¿verdad?
Yo extraño mis eucaliptus...

Besos, te sigo.

Vero

seraquepierdopeso said...

Mi querida Martha, es un gusto leer tu blog, disfrutar de una buena prosa y saber que no estamos solos... el primer mes en esta exótica y variada ciudad de Miami...me la pase llorando porque añoraba .. no sé que mismo añoraba, ahora que ya voy sentando raíces otra vez.. me doy cuenta que el equipaje sigue ahí, digo el mental..quién no diera una fortuna por registrarse en algún spa de esos sofisticados para que alguien venga y le arregle la maleta!!! La mental digo!!! ..humm, recordándolo, creo que se llaman sanatorios!!! ..mejor me quedo con mis debilidades y mi libertad .. de expresión, en especial!!

Liz Batista said...

Hola:
Fantastico,genial ,no sabes como me ha gustado y como me identifico con esta prosa maravillosa.
Cuidate mucho, suerte.

Anonymous said...

Marta, Marta de mi corazón amiga mía, no tienes ni idea como me emociono leyéndote, es hermoso ese Buscando a Marta, me encantó full, full, no sé tu forma de escribir me encanta, no sé que tienes pero me encanta. Yo realmente no soy una lectora consumada, y mucho menos crítica de algo, sólo sé que me encanta como escribes, me encanta, no sé con que palabras describirte como cada vez que leo algo tuyo deseo devorarlo rápidamente, será porque te conozco de tiempo atrás y siento orgullo, o será porque mis sentimientos se identifican con lo que leo y me adentro en tus escritos y la verdad me emociono.

Astrid

Anonymous said...

Ya encontraste algo??? que perra vida siempre buscando quiza lo que no existe!!!!
Gracias a Dios aun tienes mama para añorar aunque sea lejos, otras no podemos disfrutar de ese privilegio, ya no existe sino en la mente eterea.
Te deseo lo mejor, recibe un fuerte abrazo, estas muy presente ante mis ojos.
...N