Thursday, August 30, 2007

UNO POR UNO IGUAL NOSOTROS

No hay forma de echar a andar este tren sin combustible, pero el carbón escasea y es un modelo del siglo pasado, nada de rieles eléctricos, nada de programación por computadora. Todo es un solo engranaje que funciona desde mis manos hasta el alma de sus hierros viejos, ronroneadores como gato consentido a los pies de su ama. Lo mejor es su sirena, ese piiiiiiiiiii piiiiiiii de carcajada al romper el paisaje sin clemencia por los que duermen, sin importarle nada más que dibujar sus nubes oscuras sobre las nubes blancas de Dios.

Hoy casi no logro ponerlo en marcha, amaneció como un anciano perezoso y friolento que se niega a levantarse. Claro, yo conozco sus mañas, no en vano pastoreamos hace 50 años las benditas praderas de la vida, sé que le gusta despertarse con cuidado, que lo arrulle mientras recupera el sentido, que caliente despacio su corazón cenizo, hasta desperezarse y alcanzar su balanceo de cuna infantil que tanto me gusta. Todo es mejor cuando juntos derrochamos extasiados el verde desparramado en las colinas, el azul indeciso de la mañana mientras el sol escondido entre los árboles nos hace el juego, y nos envía mensajes luminosos en clave morse con su linterna dorada.

Nadie conoce mejor este montón de deshechos que yo. No necesito preguntar, no requiero instrucciones, no hay cartas de navegación ni tiempos preestablecidos. Esta máquina y yo somos una, y sobran los intermediarios para entendernos. No existen secretos, ni confabulaciones posibles. La nuestra es una amistad como la que ya no se encuentra entre los hombres. Una hermandad que supera los años, los achaques, la malicia del amigo que se regocija en encontrar al otro mas viejo de lo que lo dejó. Somos una verdad con dos extremos, uno en su médula metálica y otro en mi alma. Y así vamos por la misma ruta todos los días del Señor, igual pero distinta, porque nada es idéntico a si mismo más que un instante, el río es varios ríos dependiendo del día, unas veces corpulento, envalentonado y gritón, otras, derrotado y cabizbajo. Somos mejores amantes que el amor, porque la nuestra es una unión multicolor, hecha de árboles, pájaros, caminos pedregosos y montañas viajeras, de instantes risueños cantados a mitad de la lluvia, o llorados a pleno sol, como tiene que ser en lo eterno. Porque estamos hechos el uno para el otro, más que para lo que somos en soledad. Mi viejo tren no es el mismo si yo no atizo su fuego, y yo no soy la misma si el no silba mi nombre sobre los techos pajizos de los poblados por donde pasamos.

Todos tuvimos una vez un tren, todos fuimos héroes antes de que el miedo nos convirtiera en cobardes, todos crecimos y dejamos atrás la magia por alcanzar lo que otros dijeron que nos haría felices. Nosotros no, él sin mi empeño no es más que un montón de chatarra inútil, y yo sin su fé soy una mujer solitaria, medio loca, que envejeció jugando a que tuvo un tren y alguna vez viajó con él hasta el otro lado del arco iris.

Tuesday, August 28, 2007

ESTE DUDOSO MIERCOLES

Solo hasta leer el nuevo libro del escritor colombiano Ramón Manrique, descubrí el peligroso poder de la incertidumbre. No acaba uno de comenzar cuando en su primer poema nos descarga una mortal sentencia, un golpe directo y efectivo para dejarnos mal parados sobre nuestras endebles convicciones, cuando dice que… "ninguna ciencia navega en la honradez de la certeza". Que cierto es, y si pudiéramos nadar mas profundo en semejantes aguas, nuestro frágil navío ególatra sucumbiría, al confirmar a lo largo del libro que la incertidumbre no le pertenece solo a Manrique, ni a sus Miércoles, sino que ese océano nos ha tragado vivos, nos arrastra y nos avienta perverso sobre una incertidumbre personal, ética, interior, que nos pertenece como una aguamala le pertenece a la pierna del bañista, o un huracán a las chozas que desbarata a su paso, y que en últimas, no sabemos si exhibir su devastadora belleza horrorizados u orgullosos.

El poblador de estos días mansos en apariencia, nos deja fluir sobre un lenguaje directo, simple, que viaja sin escalas de la pluma al corazón, sin pasar por el cerebro para ser decodificado, nos fragmenta escenas que solas quizá no significan mas que un flash sobre un momento cotidiano, pero que reunidas en el libro y proyectadas como escenas de vida, tienen otro significado, otra contundencia y nos damos cuenta de que Manrique, como un mago se regocija en embobarnos al mostrarnos sus manos vacías, para dejarnos indefensos frente a las suertes letales de una verdad indefinible.

Nos cuenta que "nunca pudo descifrar los ingredientes de su alma", nos confiesa que "sus silencios gritan y llegan en tropel a su casa", de cómo sus huecas presencias lo "espían cuando reza y cuando ama, y lo recorren como tarántulas ante las cuales se queda inmóvil y ni siquiera piensa", y en ese momento que pareciera de terror o de suspenso, saca de su manga "la paciencia…que perfora el arrecife"…y su filoso borde brilla sobre nuestros cuellos, porque presentimos que esa paciencia no viene en son de paz, sino que amenaza torturarnos despacio y sin misericordia. Sin una sola gota de compasión, se declara "hermano del agua terracota"… que lo oxida todo. Hermano "de la nube que renuncia"… a su encumbrada vida y se desploma sobre las cosas convertida en misterio. Y así nos lleva por sus textos, nos levanta, nos da agua, nos acaricia la frente para reanimarnos, y nos deja caer sobre el siguiente drama.

En fin, el autor no mueve un dedo a lo largo de su libro, para salvarnos de la honrada certidumbre de que somos tan relativos, tan frágiles, tan inciertos y tan vulnerables, como cada uno de sus irremediables Miércoles. Sin embargo, no queda sabor a derrota después de leerlo. Queda más bien una dulzura amarga, parecida al encantamiento de la presa indefensa frente a los ojos de su verdugo, y lo perdonamos porque con todas sus consideraciones nos enseña la sabiduría un poco triste, pero no menos cierta, de que la incertidumbre forma parte de la grandiosa naturaleza del universo.

Nace “ESTE MIERCOLES” en Miami, un poemario que ve la luz en la ciudad del sol, y sin embargo nos trae las sombras de otros Miércoles menos luminosos, como el que originó el título de su libro justo cuando la invasión de Irak. Miércoles casi de ceniza, de recordatorio del polvo que somos y en el que nos convertiremos.

Fecha: Miércoles 29 de Agosto de 2007
Lugar: Salón de estudios y cultura. Hospital Larkin. Miami, Fl.
6129 SW 79 St, Segundo piso. Edificio anexo al estacionamiento.
Hora: de 7:30 p.m. a 10p.m.
Entrada Libre

Sunday, August 26, 2007

GENIO Y FIGURA...MÁS ALLÁ DE LA SEPULTURA

En todas las fiestas, aparece un colado, ese sujeto que nadie invitó y sabe Dios de dónde salió, pero que está allí tomándose el trago, rumbeándose a las muchachas, abrazando a la anfitriona como si la conociera de toda la vida y dando ordenes de que “Oiga, cambien esa música, ustedes no tienen ni idea de animar una fiesta, y cuando uno menos piensa, sin siquiera cumplir con los requerimientos mínimos para pertenecer al círculo selecto de nuestras amistades, se posesiona de la casa, de la rumba y hasta de la novia del cumpleañero.

Pero como todo en este universo es perfecto, gracias a su desabrochado entusiasmo, nos tocó levantarnos de las sillas, hacer el ridículo trencito alrededor de la sala, morirnos de la risa con sus chistes pasados de tono y en fin, romper la rutina de nuestros acartonados días y permitirnos otra cosa, nueva y natural.

Toda esta disertación filosófica, es para darle la bienvenida al fantasma de este blog, ya saben, cualquier mansión que se respete tiene el suyo propio, un duendecillo que entra y sale sin pedir permiso, con una voz chillona o burlona que nos grita miedos y verdades, y casi siempre nos deja mensajes urgentes "del más allá", para prevenir o corregir "el más acá", cosas en qué pensar, mensajes sobre los qué reflexionar.

Este chico cumplió los veinte hace nada, todavía no le ha sanado el ombligo y el bigote le huele a leche materna. Estudia en una de las universidades más “play” de Colombia, una carrera que no tiene que ver para nada con la literatura. Provocador de profesión, y caminante por vocación, se ha recorrido a pié unos buenos kilómetros de la geografía azul de éste planeta a veces tan negro, y ha venido hasta aquí, ha tocado la puerta, y con gran tranquilidad e inocencia, me ha dicho que tiene cosas que decir.

Hoy es su debut, no tengan miedo de sus locuras, es un espíritu chocarrero que disfruta rompiendo jarrones chinos y torciendo los cuadros en el corredor. Hoy es “su primera vez” y sé que no será la última, Así que mis queridos, saquen el rosario, desentierren del fondo de la mesita de noche la novena milagrosa de la Virgen del Agarradero (agárrame a mi primero) y roguemos para que la noche sea corta porque no tengo idea con qué nos va a salir este muchacho, aunque me asalta el grave presentimiento de que en la educación de este crío, “esa platica se perdió”…. Ahí se los dejo.


REGLAS PARA HABLAR
Por: Juan David Orjuela

¿Que pasó con el respeto a la bella y rica lengua española que ahora es tan mal utilizada?
¿Qué nos pasó durante la etapa de crecimiento, en qué momento nos llenaron la cabeza de basura?
¿Dónde está la sencillez con que uno hablaba de niño, sin palabras complicadas, con sentimientos puros de verdad y sin hipocresías?

Discutíamos en la universidad la opinión de diferentes alumnos sobre un rascacielos que se está construyendo en la ciudad de San Petersburgo. Apenas comenzando el semestre, cuando uno todavía se encuentra desorientado y rechaza la disciplina y la academia, aunque después volvemos a ser mansos, nos acostumbramos o nos resignamos, da lo mismo.

Pero hoy no me sentí así. Después de dos horas de estúpidos juegos de palabras, en los que la idea es ser amable, comprensible, interesante, agradable y donde comienzan a surgir un montón de opiniones hipócritas, que solo buscan congraciarse con la cuchilla de turno, me encontré encerrado en cuatro paredes de desesperación, claustrofobia, palabras cortadas, rabia, y ruido.

No encontré otra manera de desahogarme sino escribiendo:

Maldita sea la lengua española por ser tan rica, malditos los sinónimos y malditos sean los habla mierda y los profesores que les siguen la cuerda!

¿A dónde se fue la simplicidad?

Nuestro idioma se utiliza para la mentira, para extender un tema que no hay de donde más darle cuerda, para hacerse el interesante, para confundir, para darse vitrina y para ver como se desperdicia el tiempo en idioteces.

Así que esto es un llamado a todos los amantes de nuestro idioma. Propongo una ley que:

· Prohíba totalmente las palabras que aparentemente complementan pero confunden. NO MAS SINÓNIMOS para la gente que va a repetir la misma vaina pero dicha de diferente manera.

· Solo se permite el uso de estos recursos a escritores, poetas, enamorados, despechados, que tengan algo valioso que aportar, y a los amantes de nuestro idioma que lleven sus opiniones y sentimientos a algo concreto.

· Creación de un curso especial y obligatorio en las universidades llamado: DESAPRENDIENDO EL ESPAÑOL, para que la gente vuelva a ser como en la infancia, que decía lo que quería, que iba al grano, sin ideas complicadas, y conceptos disfrazados de verdad… y el que no tenga nada que decir, que no diga nada.


DESAPRENDIENDO EL ESPAÑOL 1:

Aquí va la descripción del programa:

SUPRIMIR FRASES INUTILES COMO:
· Con el respeto que usted se merece…
· Hablando de ese tema….
· Complementando lo que dijo mi compañero…
· Interrumpo para hacer un paréntesis…. (ya interrumpió, ya no la cague más) etc, etc.

ELIMINACION DE SINONIMOS: Que cada cosa tenga un solo nombre.

SINCRONIZANDO CONCEPTOS:
La amabilidad como un valor de respeto y no de lambonería para echarse al bolsillo al profesor de turno.
La honestidad en su esencia más pura.
Aprender a callarse de por Dios.

La evaluación irá en una escala de 1 a 5, siendo 5 la única nota posible para aprobar el curso, de manera que estemos seguros de que ningún mediocre se graduará del curso si no desaprende lo recomendado, con eso además estaremos garantizando la preservación de los recursos, cargos y oportunidades a gente que de verdad aporte y no que estemos alimentando sabandijas grandes y acabarropas.
Nota: La aprobación de este curso será requisito absoluto para la graduación de cualquier carrera universitaria, curso intermedio, de verano, master, diplomado, doctorado y demás opciones estudiantiles.

Es posible que con estas medidas, en algún momento este mundo sea un lugar donde la gente hable y se entienda, sin discriminación en cuanto a niveles de manejo del idioma, sin pérdidas de tiempo.

No más mentiras ni rodeos y que de una vez por todas termine el reinado de los habla mierda, que nos traen jodidos desde hace muchos años.

Thursday, August 23, 2007

RENE : FABRICANTE DE PAISAJES

Imagino que René Rodríguez Soriano nació como él dice que nacen sus libros, de costado y sobre una alfombra voladora. Creció con los ojos llenos de palmeras, brisa y mar en República Dominicana, y vive de viaje, mientras sus poemas se le escriben entre los dedos, solos y sin autorización. Va y viene entre el insomnio de Miami y la sonrisa de merenguero que le destila jazz por todos los costados.

En él, la vida es un relámpago, un refulgir de palabras brillantes y sonoras que estallan en los oidos de los que lo escuchamos, en los ojos de los que lo leemos y en el corazón de los que amamos su poesía. Porque es un hombre multifacético, a medio camino entre periodista, escritor, poeta y encantador de serpientes. Sabe de los artilugios secretos de la delicadeza y sus venenos, conoce perfectamente la sed literaria en la que edificó su mundo y desde donde nos habla con voz y con voto por la vida.

Escribe y vive con las tripas, no se queda en la orilla de ninguna parte y va directo a lo que le preocupa sin esperar opiniones burócratas sobre lo adecuado de permanecer en el justo medio de la nada. Recomienda que no escuchen sus consejos y que lo acompañen en su vuelo sin equipaje por las esquinas del poema.

Aquí les dejo sus palabras de dientes feroces, palabras que no le pertenecen porque desde que se le escapan son mas nuestras que nosotros mismos.

FALSO PISO
Por: Rene Rodríguez Soriano
"Del otro lado no hay orilla"
Gabriel García Márquez

Se escribe con un pez ciego entre los dedos, con un pulpo haciendo cientos de señales de la cruz. Todos los carros van alguna vez camino del infierno, todos los gallos desafinan la sombra con el pincel de su canto. Me gusta la flauta dulce, de caña, la flauta india que tuerce sin romper el viento contorneando su cintura entre los hilos del aire. Me gustan las tubas, los cornos franceses, las maracas. Me gustan los tomates bien maduros, y levantarme en las mañanas grises y mirar que sale o no sale el sol.

Me gustaba, atravesada entre mi sueño y mi frazada, la guitarra de Homerito despertando a mis hermanas que, de niño, me levantaban bien temprano y con rocío para la misa de domingo. Más que los sermones y las homilías, me tranquilizaba convincente un buen helado de ciruelas o de fresa. Aunque los como, no soy muy amigo de los melones cantaloupes. Soy débil por las mandarinas, sus gajos como labios finos, deseantes, deseados. Me gustan los limones, las limas. Soy loco con las guamas, los caimitos manchosos, las ginas, los pomos, las granadas –o grosellas que amargan cuando muerdo la telita que separa semilla de semilla–. Me gustan las canciones y los barcos; los buses y las fresas y besar ojos abiertos, desnudos, sin sombrero.

Después llegaron las preguntas: a la noche, a una mariposa sabatina que me entretuvo en Brescia; a un caballito del diablo; a un pirilampo, que volaba o encendía las horas del amanecer; a un cometa; a un niño mudo; a una mujer despeinada, buscando el metro a todo tren por Time Square o Altamira. En Tel Aviv, sin crucifijo, a un juglar y en el viejo San Juan, andando a pie, a una muchacha de amarillo canario con casi los ojos de Anaísa... a las flores, a las estrellas y al violín de Becho, también los acosé sobre el verde de los olivos, el mosto de las uvas y mi aversión por el arroz con garbanzos y las lentejas sin sal. Amo las sopas de los días de lluvia.

Apenas hace un rato se me antojó caminar a orillas del lago, vi una luz pequeña bañarse aguas adentro en lo más profundo. El más grande de los patos les secreteaba travesuras a las patas, un patito amarillo, pequeñito y con plumas que se confundían o aparentaban la pelambre de un gato feo, nadada y no nadaba en la orilla. El mariachi sacaba niños de su auto como un mago saca conejos del sombrero. Casi todos duermen y en el fondo del lago otras luces, casi imperceptibles sobreviven o se ahogan. Papá me dijo alguna vez que las mujeres y las patas son al agua y a la luz como la noche al manto, o a la inversa.

Yo no escribo, yo pinto. Trato de describir o desdecir lo que no puedo apuntalar con mi decir en este espacio que desborda el vacío. Yo no cuento, yo no canto; toco, pulso una lira sucia de escayolado pensar. Doto alas a las plumas de mi lengua y voy por los caminos del espanto perdido en los sinónimos del diccionario. No pregunto, cuestiono, no exijo, no reclamo, no grito, no imploro ni rezo ni deliro, nado como Adán cuando nada como ave ante la indiferencia de su Eva. Yo no pulo, yo no limpio, yo no lavo, yo no arrugo, yo no plancho ni almidono, ni zurzo ni cuestiono ni espero respuestas. No tengo prisa, no espero nada. Lo tengo todo.

[Al Gabo, desmesuradamente]

Monday, August 20, 2007

ESTA VEZ LA CITA FUE CON LA MAGIA

Llegó cumplida y expectante, elegante en su sencillez casi monacal, (jeans y t-shirt negra sin adornos), si no fuera por sus pequeñas uñas de manos y pies pintadas de un fresa secretamente provocativo.

Se presentó sola, “Hola soy Daína”. Y su magnetismo se hizo cargo de los asistentes al taller de lectura en honor de su última novela, LA ISLA DE LOS AMORES INFINITOS. Durante la charla los que habían venido a escucharla, yacían sobre sus sillas, hechizados con el ligero temblor de sus labios al hablar, que era de pura emoción creo, de conversar de las cosas que le interesan y más aún, me pareció como si su afán fuera poder llegar al fondo de las inquietudes de los que allí estábamos. Fue una charla deliciosa, una mujer abierta como una flor para su público, una escritora que definitivamente no se perdona las improvisaciones y se asegura personalmente de que las cosas sean como tienen que ser cuando muestra su trabajo.

Hablamos de la Cuba decimonónica, y de principios del siglo XX, de las tres culturas que componen la historia de su novela y del mágico viaje emprendido por tres familias, una en África, otra en España y otra en la China, que cuentan sus desventuras en el periplo de su final arribo a Cuba. Nos contó de su infancia, nos explicó a fondo las necesidades de sus personajes, nos extendió un certificado de veracidad a toda prueba sobre las costumbres y usos de la época, pues según ella es muy importante que la documentación sea tan rigurosa como la misma narración.

Todo lo dijo atacando las palabras, apurándolas para que dejaran salir las que pugnaban por aparecer detrás, no quería dejar pasar ninguna oportunidad de complementar, explicar, y satisfacer la curiosidad de los lectores. No le costó ningún trabajo en ocasiones descender unos cuantos peldaños para clarificar inquietudes inocentes, o con gran cortesía desanimar a la señora despistada que en mitad de la reunión pasaba por allí y preguntó si su novela servía para proponerla en un taller de libros de autoayuda.

Nos entonó sin vergüenza ninguna, un par de estrofas de boleros que hasta quisimos cantar con ella. Nos hizo reír con sus apuntes explicatorios sobre los dichos cubanos que nacieron de la convivencia con los primeros chinos en la isla, y finalmente se sometió juiciosa al acoso de sus fans que acabaron con una pila de libros dispuesta para los que quisieran adquirirlo autografiado, y sin reparo aceptó con entusiasmo firmar los que algunos llevaron de sus casas, comenzando por una edición cubana que ya no se consigue.

Así terminó la noche, con esa sensación de plenitud que se tiene también cuando uno va a un buen lugar y no le duele pagar la cuenta. Aunque en este caso en concreto, la cuenta se la quedamos debiendo porque al final el billete que nos trajo el mesero era una nota de cortesía del dueño del lugar, diciéndonos que la casa invita. Barnes & Noble ofició de buen anfitrión, Daína Chaviano, inmejorable como luminaria invitada y nosotros, sus lectores, regresamos a casa con el corazón pleno de magia, palabras e historias que nos dejaron listos para ir de primeros en la fila a comprar su próxima novela.

Friday, August 17, 2007

SE BUSCA A MARTA

Vine a esta ciudad a encontrar un pedazo de mí que anda perdido. Por más que busqué entre los trastes de la cocina, en los cajones abandonados, en el naufragio de mis closets, en el polvo de las maletas debajo de la cama, nada. Por ninguna parte apareció. Hice todo lo que cualquiera haría si se le pierde algo importante: Rememoré cada paso dado en los días anteriores, llamé a mis hijas, a los amigos a ver si lo perdí en casa de alguno, todos me dijeron que "no, que aquí no hay nada, que no lo he visto, pero déjame mirar y si lo veo te aviso inmediatamente”. Hasta reuní el valor de ir a buscar ese amor aún dolorido y tapándole los ojos al miedo le pregunté si él tenía entre los abandonos míos, esa parte urgente de mí que no encontraba y me dijo que no, que “aquí no está, pero si aparece te llamo”.

Ante esto, no me quedó más remedio que empezar a buscarme donde no me había perdido. Bajo los faroles de mi barrio. Un poco mas lejos —pensé— y caminé hasta los parques más cercanos, luego tomé el primer bus que pasó y como si fuera uno de aquellos locos que se trepan a contarnos sus miserias, armé una retahíla que con los días aprendí de memoria y repetí hasta el cansancio: "Discúlpenme que los moleste, yo sé que van apurados a sus quehaceres, o quizá ocupados pensando en cosas importantes, o simplemente preparándose para comenzar el día, pero es que necesito de su ayuda. Hace un tiempo me perdí y no me encuentro, será que por casualidad me habían visto antes a mí, o a una parte extraviada de mí por la calle, quizá al cruzar un semáforo, o haciendo una fila eterna en el banco...", algunos me miraron interesados y siento que en verdad esculcaron sus cerebros a ver si me recordaban pero no, en el mejor de los casos, se sintieron tan conmovidos con mi historia que reunieron unas monedas para financiar mi búsqueda.

Luego, se me ocurrió mandar a imprimir unos volantes con mi foto, los repartí en las esquinas, a la entrada del cine, a la salida de las iglesias, los pegué con cola en los postes de luz y hasta ofrecí una recompensa para el que suministrara información valiosa y comprobable que ayudara a dar con mi paradero. Cada mañana me daba ánimo, al principio me abrazaba y una vocecita adentro me decía: “Tranquila, todo va a estar bien, ya verás que apareces, es cuestión de tiempo y paciencia”; Luego, lloré desesperada, peleé con Dios y lo maldije, hubo noches en que recé mantras en sánscrito para repetir alguna cosa hasta el cansancio, cualquier cosa que llenara mi mente y no me pareciera una oración, para no sentir que le rezaba a ese Dios, sordo y mudo que no se merecía mi devoción. Empecé a mirar con desconfianza a los amigos, ninguno era suficientemente solidario con mi pena. Hice aduana en mi casa, saqué esas otras partes de mí que en el camino de encontrarme ya no me servían, cambié de dieta, aprendí otro idioma, recorrí todas las discotecas de la ciudad, los hospitales, las estaciones de policia... la morgue, hablé con todos los hombres y todos eran sordos, sólo se oían a sí mismos, todos eran narciso mirándose en su espejito de agua.

Finalmente, decidí que esa parte de mí aún no encontrada, no estaba en la ciudad, ni en el país, y vine a buscarla a Miami, porque en ésta ciudad se pierde todo y a la vez se recupera. Quizá alguien conocido lme encontró perdida y sin rumbo, y por correo me mandó a donde sabe que vengo con frecuencia.

Apenas estoy descargando el equipaje. Quiero abrir las ventanas de mi alma para recibir la luz, dejar de par en par la puerta para que el sol entre y se haga cargo de las sombras. Hay mucha correspondencia en el piso, paquetes en la puerta con sus etiquetas amarillas y borrosas a la espera de su destinataria, quién quita, a lo mejor entre todo eso esté mi partecita perdida, o mejor, en mi corazón tengo la secreta esperanza de haberla dejado olvidada aquí mismo en alguno de mis viajes anteriores, en uno de esos lugares que por imposibles no había buscado antes.
Me levanto cada día y camino esta ciudad casi tan mía como la otra, estas calles, esta brisa maravillosa de mar y de sol, este idioma salteado de mezclas y colores en la piel, esta historia construida con los pedazos de las historias de todos los que vivimos en ella. Lo único que lamento es que los trozos de pino que arranco en el trayecto y por costumbre mastico mecánicamente, no saben igual a los que hay en la calle del frente de mi casa en Bogotá.

Tuesday, August 14, 2007

A VECES EL CIELO NO ESTA TAN CERCA

Mami, hoy amanecí pensando en tí. En cómo tu aroma se derrama por la casa y lo resuelve todo, lo refresca, destruye las sombras nocturnas que perezosas no quieren abandonarme y se pegan a mis párpados, a mis miedos.
Hoy hueles a felicidad lejana, a lo que hace rato no tengo y me hace falta, hueles a jardín de patio, con lilas, lirios y cecilias. No tengo cómo recuperar esta mañana tu sabor, ese sazón que le pones a la vida, a veces tan imponente y otras tan delicado que no se alcanza a percibir sino cuando se está lejos, al otro lado del corazón como yo estoy.

Abrí los ojos y me acordé de los tuyos mirándome desde su verde indefinible, y la boca me supo a tu arcilla, a pozo de aguas intocables que regresa mi voz con tu nombre cuando te llamo dormida. Mami, esta mañana me faltas en la sangre para sentir tu fuerza, me dueles en los huesos, en los brazos, en el vientre. En el hueco de las manos, en el paréntesis del abrazo vacío, en el regazo tibio de tus muslos. En la nebulosa suavidad de tantas cosas que quisiera recordar y se me han ido, se han perdido en los recovecos del pasado, y quizá duerman su letargo llenas de polvo y telarañas en el ático desaparecido de la infancia, y sus risas de trapo ya no alegran mas mis tardes, y su brillo de juguete nuevo ya no reluce en su desportillado olvido.

Mis manos no quieren desprenderse de tu falda imaginaria, mi voz niña chilla porque no estás y todo es oscuro, porque no apareces con tu luz a espantar los fantasmas del closet. Porque no me rezas una plegaria de esas largas como tus dedos que van de aquí hasta el placido sueño. Porque no preparas una poción trasnochada que lo cura todo con su magia sólo porque tú lo dices.

Mami, quizá no sea al momento, ni la forma, quizá ni siquiera pienses que sea necesaria esta confesión, pero te extraño. Más que el resto de los días, por encima de esta mujer que soy y que cree que lo puede todo. Sin el permiso de mi soberbia, sin la autorización de mis orgullos, sin el beneplácito de la Marta que se cree poderosa e indestructible. Te amo ma, y quiero decirte que soy todo eso porque existes, porque aún estás, y porque tu me sembraste una mañana en tu jardín y allí he crecido rebelde y jubilosa. Me hace falta tu rocío en esta sofocante Miami que no perdona las nostalgias y no consiente a las mujeres débiles cuando se despiertan extrañando el paraiso.

Miami, Agosto 14 de 2007

Sunday, August 12, 2007

ESCRIBIR HASTA REVENTAR

Sin más argumentos, les traigo la visión del poeta nadaísta colombiano Jota Mario Arbeláez, para ilustrar desde otro ángulo, el tema que nos atañe por estos días con aquello de escribir, publicar, vender, en fin, todo lo que se genera del ejercicio literario y sus interesantes esquinas ideológicas. Ustedes tienen la última palabra:
Por: Jota Mario Arbeláez
Poeta Nadaista

"Por un poema redimí mi bachillerato y por otro poema merecí el doctorado honoris causa en una universidad. Un libro de poemas me llevó a Macedonia a encontrarme con 80 poetas del mundo en pantaloneta. Por un poema Artemio Franco mandó a restaurar los techos desplomados de mi casa de las agujas. Por un premio de poesía llegué a la publicidad a seguir recibiendo el mismo premio todos los meses. Por un poema Pacho Santos me llevó a El Tiempo. Por dos poemas que le leí a mi mujer al oído tengo dos hijos. Y con poemas edifiqué mi casa y tanqueo mi Mercedes. Por ser poeta me piden que defienda causas perdidas. Por la poesía fui a Islanegra a saludar a Nicanor Parra. Y la poesía, que es contradictoria como la realidad, no me ha brindado sinsabores sino cuando he triunfado con ella ganando premios." (Tomado de un texto anterior del mismo Jota Mario)

ESCRIBIR HASTA REVENTAR
Representa un privilegio el tener dónde expresarse, y sobre todo sin ningún tipo de censuras ni coacciones. Desde hace casi 10 años sostengo columna semanal en El País, lo que me permite continuar viviendo en mi barrio, comunicarme con infinidad de lectores, enviar mensajes cifrados a mis prospectos, mirar cómo Cali va despertando de un letargo ruinoso generado por gobernantes ineptos. Desde siempre Cali fue una ciudad que no se resignó a tragar entero. La alegría de los caleños, manifiesta en su culto al baile y la música -así hubiera o no hubiera plata-, se mantenía equilibrada con su disposición a luchar contra esas leyes que daban paso a injusticias rampantes, como la ley del embudo*.
Recuerdo cómo sufría cuando nadie me publicaba, y tenía que imprimir mis reclamos en esa arma tan peligrosa como perseguida que era el mimeógrafo. Y salir de madrugada con el lechero a deslizar los panfletos por debajo de las puertas de los durmientes. No pocas veces tuve que salir corriendo cuando alguna luz se encendía en una ventana, o un perro desaforado me daba caza para morderme una nalga.
En juego largo hay desquite, me decía el garitero para consolarme de mis derrotas en el billar pool, y mi abuela cuando veía que me quitaban las novias. Nunca pasé un día sin escribir una página por lo menos y leer diez. De pronto me comenzaron a llamar de periódicos nacionales y regionales, de revistas literarias, de arte, políticas, eróticas, humorísticas y virtuales como Cronopios. Y como tenía tanto material acumulado de las épocas del silencio, aproveché para vaciarlo en esas tribunas. De allí que muchas veces sea tan evocativo, me plante en la infancia de pantalón corto, regrese con tanta frecuencia al Santa Librada, siga tirando piedra contra el binomio gobierno-fuerzas armadas en permanente 10 de Mayo. Los ahorros literarios de paciente hormiga me dan de vez en cuando la mano para cumplir con tanto requerimiento. No es porque me estén comiendo la nostalgia ni la melancolía. Y ni siquiera la saudade, con ser palabra tan linda.
Desde que sale el sol van entrando en mi estudio libros como amores que me remite la vida. Como una gratificación por habérmela pasado vida leyendo, supongo, me han invitado para la próxima Feria del Libro del Pacífico, al Simposio Jorge Isaacs, con quien todavía no he hecho migas. Aunque me inflo de orgullo al figurar a su lado en el magro mosaico de escritores vallunos propuesto por Julio César Londoño. Mi profesor de literatura me había increpado que nunca estaría hombro con hombro con el autor de María. Este feliz montaje fotográfico le da un mentís.
Ya ha comenzado la guerra de las Galias intelectual con respecto de la peregrina tesis de Julio César. Blande su espada Fabio Martínez, quien no se traga el sapo de que la literatura antioqueña y la bogotana sean superiores a la nuestra. Yo si lo creo, con todo y que tengamos a un escritor de 18 quilates como es Fernando Cruz Kronfly. Pero volvamos a mi cuento. Cuando tenía veinte años suscribí un manifiesto solicitándole al alcalde de la ciudad que recogiera el monumento de Efraín y María –en ese tiempo al pie del Batallón Pichincha- y lo sustituyera por uno de Brigitte Bardot desnuda. De no hacerlo dinamitaríamos la estatua. Debo reconocer que hoy la Bardot tiene la figura de una foca de las que protege, mientras que la heroína de Isaacs conserva su inmaculada belleza.
García Márquez suele repetir que escribe para que los amigos lo quieran más. Yo lo hago para hacer rabiar más a mis enemigos. Aunque lamentablemente cada vez cuento menos. Algunos se murieron de rabia, otros de envidia, otros de viejos, y otros entraron en Parkinson.
Ahora me llega otro privilegio con aspecto de desafío, que debo agradecer a El País. La apertura de un blog personalizado para escribir el día a día. Eso si no lo tenía ni soñado. Comparto esta distinción con Guillermo Díaz Salamanca, Andrés Otálora y Patricia Castañeda. Desde el 9 de Agosto, consultando http://www.elpais.com.co/. Afilo las teclas y las garras y me siento a gusto en mi estudio para dar rienda suelta a lo que tenía por decir.
(Tomado de CRONOPIOS, diario de hombres y mujeres de palabra)
* En Colombia la ley del embudo significa: "Lo ancho pa' mi y lo angosto pa' los demas"

Thursday, August 9, 2007

PARA SALVAR A JULIA

Por: Marta Sepúlveda Góngora


Anteanoche estuve en una de mis librerías preferidas de Coral Gables, con toda la intención de disfrutar en compañía de un buen vino, la presentación del último trabajo de la dominicana Julia Alvarez, de la cual leí hace poco “Para salvar el mundo” y me pareció una historia interesante, bien documentada, profesional y agradable de leer.

Con estos antecedentes, llegué muy a las 7 y media, y ya la gente aguardaba por la autora. Todo estuvo a tono con la ocasión: El salón principal abarrotado, el ánimo espectante, nuestro queridísimo José Álvarez escritor colombiano, cabeza de la Feria del Libro en la parte latinoamericana como presentador invitado -muy tieso y muy majo él-, video con slides en power point, en fin, todo. Lo único que hizo falta esa noche en Books & Books fue una obra buena para presentar. Lastimosamente la calidad brilló por su ausencia y en lugar de ello, la escritora con gran naturalidad, nos confesó desde un principio que su trabajo a ofrecernos, era un encarguito que la editorial le habia hecho.

Que la habían llamado para decirle que necesitaban quién escribiera algo sobre las costumbres latinas y que ella habia sido la elegida. Ante lo cual, emocionada contestó que cómo así pero que bueno, que para cuando era la cosa. Y se amarró a la pata del escritorio a escribir ONCE UPON A QUINCEAÑERA, que entre otras cosas, se vendió como pan caliente después de la presentación.

No tengo nada contra las quinceaneras, ni contra las costumbres latinas, ni contra Julia Álvarez, es sólo ese sabor de lo mercenario en el arte, lo que me pica en los dedos para escribir esta nota. Me queda un ardor maluco en la garganta cuando me toca tragarme el cuento este de que las costumbres latinas para allá y para acá, y que le encarguen a uno un trabajito, como quien va a la carnicería de la esquina a encargar una libra de hueso bien carnudo pal sancocho de mañana.

Los latinos no necesitamos ser la propaganda de la que se sirvan los comerciantes para enriquecerse, podemos ser otras cosas. Y sobre nuestras costumbres puede escribir doña Julita o quien quiera hacerlo, pero cuando y como se les dé la regalada gana, y si se lo publican, entonces bien.

Me supo a puro comercial de TV el nuevo libro de Julia. Título, portada, todo. Pero bueno, cada cual tiene derecho de hacer lo que le parezca. Quizá me faltaría únicamente agregar algo: PARA SALVAR A JULIA como autora para la posteridad, sólo habría que aconsejarle revisar muy bien sus prioridades como escritora.

No es que los escritores seamos la gran cosa como muchos nos creemos a veces, lo que sí es cierto es que somos destinatarios de un compromiso ético con el propósito altruista de nuestra vocación, porque mis queridos lectores, para los que no lo saben, o se les ha olvidado, uno no escribe porque le toca, sino porque nació para eso. Y así como los historiadores son los encargados de registrar los sucesos de su época, los escritores somos la conciencia de la sociedad que vivimos. Claro, ahora con la tergiversación de los valores a todo nivel y el caos que nos asiste, la historia y la conciencia se piden a domicilio, se arreglan por encargo, se pagan por cuartillas y le pertenecen a los medios de comunicación.

Sunday, August 5, 2007

WEI HUI Y LAS CICATRICES DEL SILENCIO

Por: Marta Sepúlveda Góngora
Érase una vez un país muy muy grande, uno de los más poblados del mundo. Tenía tantos habitantes y su territorio era tan grande, que casi representaban un cuarto de la población mundial y de la extensión geográfica del planeta.

Si tuviéramos que darle un nombre, podría perfectamente llamarse: El país del Silencio. Allí permanecer callado era importante. La obediencia y el seguimiento ciego de las tradiciones habían hecho mella en sus pobladores, a tal punto, que se les olvidó escribir y leer sus propias memorias. Y así vivió su gente por años y años, sólo sostenidos por historias muy antiguas que ya casi nadie quería escuchar, porque eran tan repetidas y tan fuera de lugar que no tenían nada que ver con la realidad que vivían.

Hasta que un día, en un hogar de Shangai, nació una pequeña flor de porcelana. Una niña con un nombre tan breve, que imitaba la dulce canción del viento en las cañas de arroz; hija de un adusto militar y confinada en su infancia a un monasterio en el que permaneció juiciosamente, hasta entrar a estudiar y graduarse en Filología China en la Universidad de Fundan, una de las más prestigiosas de su país.

En el 2.000, esta mujercita con la inocencia pintada en la sonrisa, a sus veintiséis años pensó que ya estaba bueno de silencios, y decidió publicar su segunda novela en la que contaba cosas que ocurrían en su patria pero que nadie quería saber. Entonces, salió a la luz “Shangai Baby”, una novela de corte erótico, rebelde y testimonial, que habló a gritos por la nueva generación china, y que fue condenada por las autoridades, tildándola de inmoral y mentirosa. En este libro, contaba las hazañas juveniles, las inquietudes existenciales, las relaciones sexuales con jóvenes de los dos sexos, y los problemas de su generación, como la impotencia y la drogadicción. Fue una mujer valiente, que con sus palabras rompió el hechizo de miles de adolescentes, que se encontraban entre los muchachos con más alto porcentaje de alienación virtual, o sea, consumidores empedernidos de horas, días y semanas enteras frente al computador, para escapar de la realidad de sus vidas. En cinco semanas 80.000 recién des-hechizados, corrieron a comprar el libro clandestinamente en las discotecas de moda, agotado en tiempo record y despertando tal escándalo, que Wei Hui fue catalogada como “chica mala, irreverente y cochina” y en pelno siglo XXI, al mejor estilo de la Inquisicion, 40.000 ejemplares de su novela ardieron por horas en una enorme pira de palabras cuyo humo aún se divisa en el aliento de la ciudad.

Hoy, después de varios años de lo que esta historia cuenta, Wei Hui es una escritora exitosa que llegó a Nueva York un día antes del desastre de las torres gemelas. Allí se dió cuenta de que ella estaba en problemas, China estaba en problemas y concluyó que el mundo entero estaba en problemas. Ha pasado el tiempo y ahora es más feliz, ya no le toca sonreír sin mostrar los dientes, como la tradición obliga a las chicas “bien” de su país, ya no acepta indefensa la premisa que sus padres le repetían siempre…”Querida, el analfabetismo es una virtud”. Y por la voz de Coco, su protagonista, cuenta cómo las chinas sienten y necesitan lo mismo que las occidentales, pero están totalmente reprimidas y por lo tanto tristes.
Habla sin tapujos, con una voz decidida a no volver a callar y sus explosivas palabras estallan como bombas atómicas en los oídos del que las escucha. Nos narra el dolor de sentirse rechazada por sus padres que se avergüenzan de su libro aunque nunca lo leyeron, y cuenta que las mujeres de Shangai no quieren casarse ni tener hijos, solo quieren vivir.
Y desde la cima de sus montañosos treinta y cortos años, nos lanza frases como piedras que rompen las ventanas cuando le dice al mundo qué es para ella una mujer : “Una mujer es incienso que sólo arde y se consume al hacer el amor”
Yo solo respondo a su voz de ojos rasgados y lejana letanía:..."Amén, asi sea."

Thursday, August 2, 2007

CARTAS A CLAWDIA # 1


DE LA LAPIDACIÓN
Por: Ricardo Bada

Clawdia, amorzinho, una vez más apareció en mi pantalla una petición de solidaridad, esta vez hacia siete mujeres iraníes condenadas a lapidación. Y casi no falta un mes sin que las cadenas de firmas contra la ejecución de la pena de muerte por ese método (literalmente troglodita) dejen de inundar mi buzón virtual, como el tuyo y miles de otros.

Acostumbraba firmarlas, todas, hasta que mi esposa, miembro de amnesty international, me dijo que esas cadenas eran contraproducentes para el trabajo de los juristas y los defensores de derechos humanos, en sus tratativas disuasorias con las autoridades. Eran contraproducentes, entre otras razones, por una de tipo práctico: que las cadenas suelen desbordar la capacidad admisiva de las computadoras a las que se remiten, bloquéandolas y creando consecuentemente un rechazo a tratar el tema, cuando dichas autoridades reciben a los negociadores que trabajan en él.

Entendí el argumento y dejé de firmar, pero el gusanillo de la mala conciencia me estuvo royendo las células grises (las dos, sí, las dos, incluida la que ya pasó su fecha de caducidad), hasta conseguir armar otro argumento que desterrase per omnia saecula saeculorum la pena
de muerte por lapidación, y que al mismo tiempo conciliara las exigencias de la ley musulmana con las obligaciones dimanantes de la convención internacional de los derechos humanos.

Propósito difícil, ya lo sé, Clawdia querida, pero recordé el episodio evangélico de Jesús y la adúltera que iban a lapidar (Juan 8, 3-11), y recordé además que Jesús es uno de los grandes profetas del Islam, cosa que por regla general se olvida, no sólo por los islamistas. Y gracias a
la suma de ambos datos encontré la solución : Sencillamente bastaría con que el Estado en cuestión promulgara una ley, según la cuál todos aquellos que tuviesen el deseo de participar activamente en la ejecución de una sentencia de lapidación, deberían probar de manera fehaciente –¡antes de arrojar su primera piedra!– que se hallan libres de cualquier pecado.

La ley haría especial hincapié en que a los perjuros en esta materia se le aplicaría ipso facto la sentencia de lapidación sin posibilidad de recurso ante ningún tribunal superior, aunque, éso sí, sometiendo también a sus posibles lapidadores al escrutinio previsto por dicha ley. Con lo cual se pondría en marcha una espiral tan presumiblemente interminable, que sólo sería posible detenerla por medio de una inevitable amnistía general.

Entiendo, además, que hasta podría impedirse pronunciar una sola sentencia lapidatoria, bastando para ello que los jueces y jurados, e incluso las supremas instancias jurídicas del Estado, si no del Estado mismo, también tuviesen que probar su absoluta inocencia de todo género de pecados. Con lo endiabladamente complicado –para no decir imposible– que es eso.
¿O es que no conocés en tu país a ningún político corrupto que ande libre y en la más perfecta impunidad?

Y aunque te podés imaginar perfectamente que mi abordaje del tema sería descalificado como superficial por quienes sólo piensan en soluciones grandiosas, dignas del mármol y del bronce,
y hasta es posible que hubiera espíritus puritanos que se escandalizasen porque creyeran que no me tomo en serio un asunto de tan alta explosividad moral, yo no lo descartaría tan fácilmente. Quienes (como vos) sí saben leer, se darán cuenta enseguida de que mi aparente broma es una amarga requisitoria.

Beso tus bellos ojos, y hasta la Victoria (la de Samotracia, claro), siempre.