Este fin de semana falleció una canción. La salsa quedó coja en Cali, una parte de nosotros se fue para el otro mundo sin pedir permiso y Fanny Mickey se mudó con su música al más allá dejando un reguero de huérfanos, listos para la próxima rumba donde seguro cantaremos el título de éste post como lo reza la letra de la canción que Cesar Mora le compuso.
Yo quiero morir como ella, bien viva hasta los 78 y con cuerda para dar guerra en el cielo hasta que San Juan agache el dedo. Ya la imagino organizando allá arriba sus desórdenes, con esa sonrisa suya que no le cabía en la boca y ese rojo gritón sobre los labios. Con esa velocidad de crucero que no aguantaba la lentitud de los pobres mortales que trataban de seguirla. Quiero vivir así, desafiando relojes pesimistas, siempre al borde del cuchillo, irreverente, apurada por llegar a todas partes, importaculista y reaccionaria.
Fanny se vino de Argentina detrás de un amor que la dejó tan ciega que no veía sino con el corazón, abría la boca y le salían palomas en vez de palabras y su alma incendiada de sueños alumbraba las espesas noches del teatro triste antes de ella. Llegó para descubrir que uno no es de donde nace sino de donde más lo extrañan; para quedarse en Cali donde las mujeres son como las flores y ella la más de todas, con aroma y semillas esparcidas en todos los rincones de Colombia.
El sábado por la tarde al conocer su deceso, Niche cantó a gritos su despedida desde la Plaza de Toros de Bogotá. Tal como ella quería, en una fiesta por la vida, por lo bueno, por lo que nunca muere. Y un gentío acompañó su féretro hasta el capitolio, no para decirle adiós, sino gracias por haber nacido, por haberse enamorado y en esa mágica equivocación, haber venido a vivir su fiesta con nosotros hasta la hora en que los gallos trasnochados cantan su kikiriki a ver si el sol termina con la rumba.
Quiero fundar una familia como la suya del teatro, con amigos iguales que me escriban graffitis sobre el ataúd con palabras de aliento para animarme a cruzar el charco. Como los mil maridos que la adoraron sin haberse casado con ella, como el montón de madres que no la parieron pero la quisieron como si lo hubieran hecho, o los mil hijos adoptivos y centenares de hermanos de noche, teatro y bohemia que se vieron de un momento a otro sin saber qué hacer con ese hueco en el estómago por su partida.
Pues nada Fanny, acá nos quedamos con más ganas de ti. Nunca fue suficiente tenerte, sufrirte, amarte. Nos hubiera gustado que fueras, porque seguro hubieras podido ser, la primera inmortal de este planeta. Conservarte entre nosotros para siempre en piernas (memorables) y alma, para celebrar otros veinte años del Festival Internacional de Teatro, que se te ocurrió con Ramiro un día de esos en que te quedabas callada y todos temían tu silencio porque era como el de los niños…peligroso. Para embarcarnos en otra locura tuya de esas que termine convertida en edificio, en saltimbanqui o en que se yo qué locuras; para verte volar como hace unos meses sobre Bogotá, en la última edición del Festival, atada de una cuerda y rodeada de ángeles eróticos.
Para verte posar a tus 60 promocionando la obra “Yo amo a Shirley” en la portada de una revista y darnos cuenta que te veías más sexy vestida que toda la negrura del futbolista Luis Carlos Perea que sostenía desnudo tu sobrero con un “gancho invisible”.
Para ver de lejos tu cabello anaranjado y saber que todo sigue, que lo bueno no se acaba porque hay gente como tú encargada de recordárnoslo. Y que hay personas que la enfermedad no las termina, almas que ni siquiera la muerte puede derrotar.
Quiero como tú, desafiar a Borges cuando decía que el tango es un pensamiento triste que se baila, porque te rumbeaste muerta de la risa el tango de la vida hasta el último de tus días; desautorizar a Dios cada mañana cuando despierta mamado de inventar el universo a escribir para nosotros una página monótona, porque ya no se le ocurre nada después de tantos siglos y tantas decepciones que le damos y verte romperla en sus narices para escribirte tú una nueva llena de aventuras. Quiero burlarme contigo en la propia cara de los incrédulos diciendo un SI SE PUEDE y como un virus contagiar a todos los NO que me rodean.
Reposarás dividida entre Buenos Aires y tu casa de Islas del Rosario, igual viviste entre Bogotá y Cali así que no será ninguna novedad. Mejor dicho Fanny, sé que más temprano que tarde llegaré a tu próxima función, ya pregunté por los abonos y todos están vendidos. Déjame entonces un zapato atravesado en la puerta del paraíso para poder colarme, o mándame por mail celestial un pase de cortesía. No quiero perderme tu debut y si no se puede, guárdame un boleto VIP en primera fila para verte después cuando vayas de gira hasta el infierno.
Yo quiero morir como ella, bien viva hasta los 78 y con cuerda para dar guerra en el cielo hasta que San Juan agache el dedo. Ya la imagino organizando allá arriba sus desórdenes, con esa sonrisa suya que no le cabía en la boca y ese rojo gritón sobre los labios. Con esa velocidad de crucero que no aguantaba la lentitud de los pobres mortales que trataban de seguirla. Quiero vivir así, desafiando relojes pesimistas, siempre al borde del cuchillo, irreverente, apurada por llegar a todas partes, importaculista y reaccionaria.
Fanny se vino de Argentina detrás de un amor que la dejó tan ciega que no veía sino con el corazón, abría la boca y le salían palomas en vez de palabras y su alma incendiada de sueños alumbraba las espesas noches del teatro triste antes de ella. Llegó para descubrir que uno no es de donde nace sino de donde más lo extrañan; para quedarse en Cali donde las mujeres son como las flores y ella la más de todas, con aroma y semillas esparcidas en todos los rincones de Colombia.
El sábado por la tarde al conocer su deceso, Niche cantó a gritos su despedida desde la Plaza de Toros de Bogotá. Tal como ella quería, en una fiesta por la vida, por lo bueno, por lo que nunca muere. Y un gentío acompañó su féretro hasta el capitolio, no para decirle adiós, sino gracias por haber nacido, por haberse enamorado y en esa mágica equivocación, haber venido a vivir su fiesta con nosotros hasta la hora en que los gallos trasnochados cantan su kikiriki a ver si el sol termina con la rumba.
Quiero fundar una familia como la suya del teatro, con amigos iguales que me escriban graffitis sobre el ataúd con palabras de aliento para animarme a cruzar el charco. Como los mil maridos que la adoraron sin haberse casado con ella, como el montón de madres que no la parieron pero la quisieron como si lo hubieran hecho, o los mil hijos adoptivos y centenares de hermanos de noche, teatro y bohemia que se vieron de un momento a otro sin saber qué hacer con ese hueco en el estómago por su partida.
Pues nada Fanny, acá nos quedamos con más ganas de ti. Nunca fue suficiente tenerte, sufrirte, amarte. Nos hubiera gustado que fueras, porque seguro hubieras podido ser, la primera inmortal de este planeta. Conservarte entre nosotros para siempre en piernas (memorables) y alma, para celebrar otros veinte años del Festival Internacional de Teatro, que se te ocurrió con Ramiro un día de esos en que te quedabas callada y todos temían tu silencio porque era como el de los niños…peligroso. Para embarcarnos en otra locura tuya de esas que termine convertida en edificio, en saltimbanqui o en que se yo qué locuras; para verte volar como hace unos meses sobre Bogotá, en la última edición del Festival, atada de una cuerda y rodeada de ángeles eróticos.
Para verte posar a tus 60 promocionando la obra “Yo amo a Shirley” en la portada de una revista y darnos cuenta que te veías más sexy vestida que toda la negrura del futbolista Luis Carlos Perea que sostenía desnudo tu sobrero con un “gancho invisible”.
Para ver de lejos tu cabello anaranjado y saber que todo sigue, que lo bueno no se acaba porque hay gente como tú encargada de recordárnoslo. Y que hay personas que la enfermedad no las termina, almas que ni siquiera la muerte puede derrotar.
Quiero como tú, desafiar a Borges cuando decía que el tango es un pensamiento triste que se baila, porque te rumbeaste muerta de la risa el tango de la vida hasta el último de tus días; desautorizar a Dios cada mañana cuando despierta mamado de inventar el universo a escribir para nosotros una página monótona, porque ya no se le ocurre nada después de tantos siglos y tantas decepciones que le damos y verte romperla en sus narices para escribirte tú una nueva llena de aventuras. Quiero burlarme contigo en la propia cara de los incrédulos diciendo un SI SE PUEDE y como un virus contagiar a todos los NO que me rodean.
Reposarás dividida entre Buenos Aires y tu casa de Islas del Rosario, igual viviste entre Bogotá y Cali así que no será ninguna novedad. Mejor dicho Fanny, sé que más temprano que tarde llegaré a tu próxima función, ya pregunté por los abonos y todos están vendidos. Déjame entonces un zapato atravesado en la puerta del paraíso para poder colarme, o mándame por mail celestial un pase de cortesía. No quiero perderme tu debut y si no se puede, guárdame un boleto VIP en primera fila para verte después cuando vayas de gira hasta el infierno.
11 comments:
El teatro no es el mismo sin ella. El mundo no es el mismo sin ella. No somos los mismos sin ella.
Un saludo muy teatral para ti MS.
A Fanny lo que es de Fanny y a Jaime lo que es de Garzón. Bueno, muy bueno.
Que linda dedicatoria. Perdida, pero inmortal se queda entre nosotros con gratitud para emprender el viaje que tantos grandes han hecho y que en nuestro corazón ardiente de agradecimientos y sonrisas esperamos el eterno reencuentro lleno de placer y sabiduría... sentada quizás al lado de Lennon o riendo junto a Garzón la encontraremos en el arte, en el cielo...
Muy Linda tu columna... Pero debemos estar al tanto de que lo que hizo Fanny se mantenga vivo... De esa manera ella vivira entre nosotros.
Hola Marta!!! Bueno mi padre e muy muy muy amigo de Fanny y a la familia nos duele su partida, yo no tuve el gusto de conocerla teniendo uso de razón pero se y me han contado que era una mujer maravillosa. Me encanta tu manera de decir las cosas, por tristes que sean me roban una sonrisa después de cada "coma". te mando un beso grande y que las letras te sigan los pasos todos los días. con cariño
Anna Bolena Meléndez T.
Andaba hace días con ganas de saber quién era ella, porque había oído lamentos por su pérdida, pero no sabía.
Gracias, Marta.
Un abrazo.
Marta:
Muy lindo y sentido tu escrito sobre Fanny.
Aparte de lo mucho que dices de ella, confirmas tu gran corazon.
Un afectuoso saludo.
Samuel Calderon
COMO LA TUYA COMPAÑERA,EL MUNDO NECESITA MILONES DE PLUMAS,,,ME PaRECIÓ DIVINO TU MINI-ENSAYO-COMENTARIO
,,,AMIGA,NECESITO QUE ESTÉS A MI LADO CUANDO EL OTOÑO DE DESNUDE DE TODOS MIS VERSOS Y EL INVIERNO ME MUERA DE TRISTURA,,,QUIERO TENER POR ALMOHADA TU TERNURA Y POR CIELO TU SONRISA,,,FANNY, ES SÓLO UN ÁNGEL QUE POR POCO TIEMPO SE HA DORMIDO,,,OTRA DIVA DEL ARTE VENDRÁ PARA DESPERTALO-A-,,,CREO QUE EN UN RINCÓN DE MI DELIRIO ANGELICAL,TAMBIÉN FANNY MERECE UN RAMILLETE DE ORQUIDEAS O DE VERANERAS CALIMAS
COMO LA TUYA COMPAÑERA,EL MUNDO NECESITA MILONES DE PLUMAS,,,ME PaRECIÓ DIVINO TU MINI-ENSAYO-COMENTARIO
,,,AMIGA,NECESITO QUE ESTÉS A MI LADO CUANDO EL OTOÑO DE DESNUDE DE TODOS MIS VERSOS Y EL INVIERNO ME MUERA DE TRISTURA,,,QUIERO TENER POR ALMOHADA TU TERNURA Y POR CIELO TU SONRISA,,,FANNY, ES SÓLO UN ÁNGEL QUE POR POCO TIEMPO SE HA DORMIDO,,,OTRA DIVA DEL ARTE VENDRÁ PARA DESPERTALO-A-,,,CREO QUE EN UN RINCÓN DE MI DELIRIO ANGELICAL,TAMBIÉN FANNY MERECE UN RAMILLETE DE ORQUIDEAS O DE VERANERAS CALIMAS
Hola Marta, excelente reseña de Fanny!!!
Te saludo desde Paris, Fa.
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