Saturday, September 29, 2007

ESPEJITO ESPEJITO...

A quién no le pasa?

Llegar del trabajo, soltar los zapatos 5 libras más pesados que en la mañana. Ir directo al refri a presenciar la mutación de la lechuga antes verde y ahora igual a un balón de playa desinflado, el queso con un adorno amarillo que ayer no tenía y el jugo con un sedimento extraño y radioactivo.

Mirar con desconsuelo el paisaje desértico sobre la cama. Prender la TV para hacerle ruido al silencio. Recoger un par de calcetines que aguantan otra postura y tomar la imposible decisión de si me siento a leer algo aburrido o me aburro un poco más si no lo hago.

Pensar depronto: ¿A quién llamo? Y de inmediato descartar la insoportable retahíla de cómo estoy, qué no he hecho, qué no me ha pasado, qué debería sucederme y de regreso por la línea oír al interlocutor, en el recuento de sus triviales catástrofes, iguales a las mías, idénticas a las de ayer, a las del año pasado. Tirarse en el sofá con el mismo cansancio. Meterse al baño a darle un remojón al tedio, salir y mirar todos los rincones de donde solo sale polvo, pensar en reparar el electrodoméstico que lleva 6 meses inservible, prender el PC para revisar el correo lleno de forwards estúpidos, y apagar la luz para que el vacío no se note tanto.

Acostarse a mirar el techo, a pensar en cómo diablos cambio de trabajo, de rutina, de vida, y cuál será la estrategia que finalmente resulte ganadora para sobrellevar los días repetidos, planos, en fin, tan parecidos a lo que no hubiéramos querido para nosotros.

El hombre no es un animal de costumbres como dicen por ahí, más bien la costumbre es un animal ordinario convertido en hombre, inevitable y predecible. Por qué no habrá temporadas migratorias, en las que emprendiéramos un viaje a tierras mas amables. En la evolución perdimos lo mejor de los pájaros y de los peces, y solo nos quedó la temible costumbre de revolotear como insectos alrededor de la falsa luminosidad de una bombilla, encerrados en una jaula con paredes, con la nariz pegada al árbol creyendo ver el bosque, viviendo una mentira virtual en la pantalla de un ordenador.

Señores…les presento al Homo Sapiens moderno, el orgullo de Dios, el salvador del planeta. Les presento a Marta, a la mujer valiente que lo ha logrado todo, en fin, a cualquiera que se mire hoy en este mentiroso espejo.

Sunday, September 23, 2007

MUERE MARCEL MARCEAU, EL GENIO DEL SILENCIO

Por: Pilar Marrero
El mundo amaneció ayer extrañando el silencio. El silencio particular del gran mimo francés Marcel Marceau, que falleció el sábado a los 84 años de edad.

Sin duda, más de un joven preguntará: ¿quien era? Para las nuevas generaciones, acostumbradas a los efectos especiales computarizados y al ruido constante de los IPods, los video juegos y los teléfonos parlantes, el que un hombre se ganara la vida y recibiera honores por desempeñar el viejo arte de la mímica, debe sonar algo extraño.

Marceau hacía gala del silencio, y con él se hacía entender perfectamente. Decía que nada podía crearse sin la ausencia de ruido.

El mimo francés, que se inspiró de niño en Charles Chaplin y Buster Keaton, los grandes del cine mudo creaba, a diferencia de estos, todo un mundo de la nada. Siempre actuó sobre un escenario negro y vacío. No decía una palabra: sólo con su cuerpo que hasta en la vejez conservaba su agilidad y fuerza, presentaba personajes y situaciones. Arrancaba lágrimas o risas. Hacía pensar.

En persona era hablador, gentil y simpático. Escribo de él porque hace 5 años, en un camerino del teatro Geffen de Westwood, lo entrevisté para La Opinión, y el recuerdo que tengo es tan bonito, que la única foto que despliego en la sala de mi casa con alguien a quien haya entrevistado durante mis 20 años de periodista, es mi foto al lado de Marcel Marceau.

Fuera del escenario le encantaba hablar. Lo hacía en un inglés perfecto con un leve acento francés. Mientras lo hacía, estaba siempre en movimiento: se sacaba el reloj de pulsera y jugueteaba nerviosamente, con las mismas manos ágiles que después usaba sobre el escenario para representar aves y leones, amor, compasión y tristeza.

Recorrió 85 países, y a sus 79 años, cuando vino de gira por última vez a los Estados Unidos (hace 5), aún hacía cientos de shows al año. En el Geffen tuvo que extender una semana a sus quince días de contrato y en Nueva York o San Francisco, sus presentaciones se extendían a cinco o seis semanas seguidas.

Una de sus pantomimas más famosas, y que nunca faltaba en su show, era una titulada Juventud, madurez, vejez y muerte en la que, en menos de cinco minutos, Marceau representaba con gestos y movimiento, todas las etapas de la vida del ser humano, desde su nacimiento hasta su vejez.

Decía el gran mimo, que además era pintor y tenía una compañía de teatro, una escuela de pantomima en Paris y una fundación en Nueva York para promover ese arte, que su objetivo en la vida era dejar un legado: “Que mi arte viva más allá de Marcel Marceau”.

El objetivo, sin duda, está cumplido. Pero hoy, el mundo entero extraña el silencio, y la magia que de él producía, el gran mimo Marcel Marceau.

Thursday, September 20, 2007

ADOPTE UN HERMANO MAYOR

Hay momentos en que ya no aguantamos el peso que nosotros mismos -tristemente es decirlo- nos hemos echado sobre el lomo. Vamos por la vida como recicladores, recogemos cuanto desperdicio, asunto, persona, motivo, dolor y disculpa, robado, prestado, adoptado, secuestrado, regalado o heredado, no importa. Coleccionamos cualquier cosa que nos permita juzgarnos con dureza o hacernos cargo de asuntos que muchas veces no nos pertenecen. Por qué?

Alguien dijo alguna vez, que el hombre es el único animal que se juzga y se condena muchas veces por la misma falta. Y es cierto. Si un perro en la calle, tiene problemas con otro, simplemente se traban en una pelea que no termina hasta que uno de los dos se rinde, o es intimidado de tal forma que decide huir. En el peor de los casos, si los dos son camorreros y ninguno está dispuesto a ceder, pues la cosa se va a mayores y solo hay un final cuando uno de ellos cae al suelo, inconciente o muerto. PERO HASTA AHÍ. Si ambos sobreviven, y se encuentran nuevamente, recuerdan de inmediato el veredicto del pasado y cada uno asume su rol, el que ganó ganó, y el que perdió se retira y ya. Sin alborotos, sin lágrimas ni aullidos de reclamo, sin alegatos de conclusión, memoriales de agravios, pliegos de peticiones, en fin, sin nada de los que los humanos hacemos para seguir en la misma película.

Hace unos años, conocí al escritor uruguayo Carlos Arboleda, melómano empedernido, amigo de sus amigos, y enemigo de sí mismo por aquella época. Venía buscándose en una travesía iniciada en Montevideo y que ya iba por Ecuador, cuando me abordó con uno de esos piropos latinos que quizá consideraba el más efectivo de su portafolio. En todo caso, el cuento va a que nos hicimos amigos, ambos participábamos de un encuentro literario en la ciudad de Manta bajo el abrigo del patriarca cultural Horacio Hidrovo y de la Universidad “Eloy Alfaro”. Fueron días que ninguno de los que estuvimos allí olvidaremos, porque además de un espacio para exponer nuestros trabajos, nos regalaron amor a chorros de la mañana a la noche. Los escritores de la ciudad, los funcionarios de la universidad, los personajes del gobierno, los niños de los colegios, la gente del campo, los ciudadanos notables, en fin, fueron ocho días de tanto amor, que yo llegué a Colombia preguntándome a qué carajos regresaba a mi casa si allí ni me pelaban. A la misma rutina, a la misma lucha de los días repetidos en el calendario. Deprimida.

En ese viaje, una mañana salí a caminar con mi amigo de ésta historia. Nuestra conversación giraba sobre el asunto éste del cansancio, de sentir que no se puede más con la vida. Entonces él me dijo: Y por qué no te declaras “La hermana menor?” Yo lo miré sin entender lo que trataba de decir y él me explicó: Siempre llega un día en que nos toca declararnos “hermanos menores”, dejar que otros se hagan cargo y nos alivien un poco. Nos hagan sentir que les importamos y que mientras nos tomamos un respiro, ellos estarán al frente del cañón vigilantes. Una persona que reemplace esa sensación protectora y paternal de nuestra infancia.

El asunto quedó en el aire por unos días, hasta que regresamos a Guayaquil en grupo para tomar nuestros respectivos vuelos de regreso a casa. Allí una noche, en que casi perdemos la vida por andar de patí locos a las tres de la mañana en pleno centro de la ciudad, solos y con cara de turistas. Después de correr como almas que lleva el diablo para huir de un par de atracadores que nos querían convertir en su platillo del día, y de ver como agarraron a patadas a un pobre transeúnte más despistado que nosotros, Carlos decidió declararse mi “hermano menor”, y yo también decidí hacerlo, comenzando el ejercicio de mi nueva condición inmediatamente llegara a Bogotá.

Han pasado casi 4 años de ésta anécdota. Y mi hermanito menor uruguayo ha emprendido el viaje como los salmones que nadan río arriba, nuevamente a Manta a donde estábamos invitados todos otra vez, yo no pude ir, porque mi papeleo de la visa anda demorado, y él, me escribió una lacrimógena protesta desde Chile, contándome que estaba atrapado en alguna parte de la frontera, pues la cerraron por 15 días y ya no llegaría al encuentro consigo mismo, con la poesía y con ese amor abundante del maestro Hidrovo.

Yo a veces soy una hermana mayor desentendida, que lo deja trepado en la copa del árbol suplicando ayuda. A veces soy amorosa y confiable, preocupada y solícita. A veces desaparezco de sus desastres y no estoy para sus fiebres, otras no lo dejo ni a sol ni a sombra, en fin, así somos los hermanos. Así somos las familias. Así son los verdaderos amores, prometidos y comprometidos aunque lleguen tarde a donde los necesiten y el enfermo ya sea muerto a esas alturas.

“Mortus est ... ya no resollas”. (Uychhh, así decía mi tía Nena cuando yo tenía como tres años, para determinar las cosas irremediables)

Mi querido hermanito, sé que te he tenido abandonado, que he estado lejos de tus noches oscuras, de tus monstruos debajo de la cama. Quisiera estar en el lanzamiento de tu nuevo libro, del que estoy tan orgullosa como tú. Perdóname, ando también persiguiendo lo mío por el mundo, para que una tarde lejana, podamos sentarnos en el patio frutal de tu casa en Montevideo, a tomarnos todo el vino, a darle jaque mate al asado que preparas como el más experto y que aún saboreo en la memoria.

Mis hermanos mayores están lejos y me han dejado solita en medio de esta selva, pero estoy y soy y te quiero todavía, sigue nadando río arriba, que yo voy de regreso y en el camino nos encontramos.

Monday, September 17, 2007

TAMPOCO VA

Mi querida Pili:

En este asunto tienes toda la razón y te sobra un pedazo. Me recordaste a mi hermana, que siempre dice que al caído hay es que caerle, para que se levante mas rápido.

Y bueno, al margen de semejante filosofía, solo puedo decirte que si los americanos están influenciados por Horatio Alger, los latinos estamos influenciados por el cuento de la cenicienta que le tocó comer de la que sabemos, sin mamá, con dos hermanastras horribles, y brillando el piso de la casa de su madrastra hasta que llegó una hada madrina, y con su varita magica, zaz, lo resolvió todo. Nos fundieron el cerebro con la historia de Blanca Nieves que le tocó cambiarse del barrio rico de su país, donde era de la realeza -como todos nosotros los imnigrantes de USA-, al barrio pobre del bosque, a lavarle los calzones, prepararles la comida, y hacer mejor dicho de mucama de los enanos por 7 años, hasta que apareció un príncipe encantado que vino a DESPERTARLA.

Se nos fritó el seso con las historias con que cada noche nuestros inocentes padres nos llevaron a la cama a tener "dulces sueños", cuando nos enseñaron sin malicia que había que besar mucho sapo para tener derecho al príncipe y al palacio, nos rezaron la católica resignación de poner la otra mejilla. Y nos cantaron el despecho de los abuelos cuando en sus reuniones entonaban aquel...."no vuelvas a decir jamas, que has triunfado en la vida... O el nadie es eterno en el mundooooo". En fin, con semejante entrenamiento aprendimos a ser las mejores víctimas, ya sabemos que hay que mostrar la llaga supurante. Hay que causar horror y lástima, para lograr que se nos haga el milagrito de que los demás nos den nuestro lugar, nos adjudiquen nuestro poder y nos permitan ser y estar donde merecemos.

No ves que es mas fácil eso que trabajar en equipo? Que construir, y responsabilizarse por las embarradas que cometemos? Pero bueno, tal como tú dices, así como a los norteamericanos toca hablarles en su idioma y con sus argumentos para que entiendan la magnitud del problema, a nosotros toca que nos hablen como nos gusta. Duro, con el rejo en la mano. Tristemente es la única forma de entender que tenemos que cambiar o nos va a llevar el que nos trajo, de regreso a nuestros países, a seguir lamentándonos por esa triste suerte.

No va por ahí tampoco no?

Thursday, September 13, 2007

NO VA POR AHI

Quiero presentarles una mujer que escribe con los pies bien puestos en la tierra. Poseedora de una claridad y una sensibilidad especial para tratar temas que nos tocan directamente a todos los que en algún momento de nuestras vidas, pensamos que vivir en USA era una opción posible a la solución de nuestros melodramas personales, y sin pensarlo dos veces nos lanzamos de cabeza al abismo, como quien se tira de un avion a 15 mil pies de altura con un paracaídas confeccionado con la ilusa fé del carbonero, de que uno no se muere la víspera sino el día que le toca.

Por ahí dicen que cuando ella nació en Caracas (Venezuela), temblaron los caracoles en Matanzas (Cuba), pues esta hija de Ochún una vez que aprendió a escribir, a leer y a amar, no ha dejado descanzar los santos a los que les pide favores, les exige milagros y les propone cambalaches, con tal de tender puentes sobre las marejadas imposibles que arrastran año a año inmigrantes a este país del sueño americano. Ganadora del Premio Nacional New America Media Awards en el 2006 por la serie: Latinos y Afroamericanos: historias paralelas. En 1992 obtuvo el 4th Annual Hispanic Print Media Award de la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas de Estados Unidos, por su "sobresaliente labor informativa en temas latinoamericanos".En 1997 obtuvo el premio José Antonio Miró Quesada, de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), por su participación periodística en una campaña sobre el voto hispano en la Unión Americana, y en 1998 obtuvo también de la SIP el premio Pedro Joaquín Chamorro de Relaciones Internacionales, por su trabajo sobre las leyes migratorias de Estados Unidos y su impacto en la sociedad norteamericana.

Desde el diario LA OPINION de Los Angeles, envia su claridad de faro inagotable, sus cuchillos certeros para rompernos la confusión, su conocimiento rotundo para transitar por los oscuros vericuetos del sistema, porque ella también pasó de mojada el charco de la vida cuando se vino dizque a estudiar inglés y se quedó. Porque como muchos remó con los brazos el tormentoso mar de la condición de extranjero, en una balsa hecha de ilusiones hasta llegar donde está. Y porque todo eso le da la autoridad moral necesaria para tirarnos las orejas cuando nos hacemos sordos y queremos intentar las inútlies soluciones de otras partes y otros tiempos.

Hoy llega a este blog, para ponernos a pensar en cosas aparentemente simples, pero que por su peso se caen y no hay quien las levante. Oigámosla, quizá como el canto mágico de las cigarras, logre despertar las piedras. Bienvenida Pilar, finalmente estamos juntas, aunque sea en la virtualidad de la nostálgia.


NO VA POR AHI
Por: Pilar Marrero

Unos hablan mandarín, y otros hablan cantonés. Un lector me corregía cuando en alguna columna yo dije que alguien hablaba chino y decía, acertadamente, que en China se hablan varios idiomas.

Agradezco la corrección, porque además me da pie para saltar a otro tema más del momento: la discusión en torno a los inmigrantes y la actitud de los estadounidenses. Creo que lo que está pasando aquí es que estamos hablando diferentes idiomas. Y no me refiero solamente al inglés y al español.

Viendo la otra noche el programa de Don Francisco, encontré muy loable el esfuerzo del comunicador chileno al querer presentar los dramáticos casos de familias que van a ser separadas por la deportación. Incluso, explicó que el programa podría ser visto en inglés en el audio alternativo, e invitó a los televidentes a grabarlo y compartirlo con amigos de habla inglesa. La cosa va por ahí, más o menos.

Pero aunque a mí me parecieron conmovedoras las historias de las familias a punto de separarse, el jovencito llorando porque le iban a sacar del país a su mamá o la suegra arrodillada en el piso con los brazos en cruz pidiéndole a Don Francisco que hiciera algo para que no le separaran a su familia, me di cuenta de que la cosa sí que no va por ahí.

Las historias dramáticas del sufrimiento de los inmigrantes, de las injusticias que se cometen, de los llantos y las muertes en la frontera, no van a lograr su cometido. Para empezar, esas historias las contamos, principalmente, los medios en español, por lo que las personas de habla inglesa no se enteran.

Segundo, aunque entendieran, dudo mucho de que la mayoría de los estadounidenses lloraría con nosotros. No porque no tengan corazón, que sí lo tienen. En mi experiencia, la mayoría de los estadounidenses son buena gente, y más tolerantes de lo que pensamos. Pero han sido criados bajo la filosofía de Horatio Alger, un escritor del siglo XIX que tuvo una enorme influencia en la sociedad, con sus historias de niños que nacen pobres, luchan contra todos los obstáculos, trabajando duro y viviendo virtuosos, hasta que consiguen fama y fortuna.

En términos generales, los estadounidenses no ven con mucha simpatía a las "víctimas", y por eso creo que es un error presentar como tales a los inmigrantes, aunque haya muchas evidencias de que lo sean.

Los inmigrantes, en realidad, somos gente en la mejor tradición de Horatio Alger, buscadores del sueño americano, que realmente trabajamos muy duro y nos sobreponemos a los obstáculos. Tenemos una historia que contar, pero no la contamos bien. Al contrario: caemos demasiado en el llanto y la acusación. Lo que hay que decir aquí, y en buen inglés, es que si siguen imponiendo leyes contra los inmigrantes, no sólo nos va a ir mal a nosotros, sino también a ellos: es la economía de los estadounidenses la que va a sufrir un tambaleo.

Hay que contarles que el que va a sufrir es su bolsillo. Ya verán cómo ponen atención

Monday, September 10, 2007

EL MUJERERO

Ana Maria Jaramillo es de esas personas que no le tienen miedo a nada, eso se ve claro en la manera que habla, que escibe, que piensa y hace las cosas. Se fué de Colombia para Mexico 12 años atrás, y entre sus maletas se llevó ese gusto colombianísimo por la burla y la tomadera de pelo, que allá llamamos mamagallismo para darle crédito a Gabo. Cuentera desde chiquita, economista, escritora y periodista de mayor para no desentonar con el paisaje, esta pereirana tiene un no sé qué yo no sé dónde, pero desde que leí su primer texto, me ganó por knock out en el primer round.

Premio nacional de cuento en 1994, tiene entre sus características, quizá por sus estudios, una economía y una limpieza de lenguaje que usa como la mejor herramienta para sus relatos. Tambien ha escrito un par de obras de teatro, alguna novela y cientos de cuartillas periodísticas que han hecho y dicho de las suyas.
No teme en su escritura, exaltar los sentidos y la sensibilidad de su género y denunciar también el objeto del antojo masculino, y nos entrega sus historias salpicadas de humor, buena narrativa y sobretodo, de una frescura que se nos entra por los ojos y no deja lugar sin sacudir en la memoria. Nada mejor para comenzar esta semana, que un texto de Ana Maria como prueba de que el buen arte es la mejor sopa de pollo para el alma.

EL MUJERERO
Por: Ana María Jaramillo

Margarito Estrella huele a tortilla y a queso camembert, a tequila y a vino blanco, a chile y a pimienta verde. Tiene los ojos azules de un triste pasmado, el pelo ensortijado con haces de luz plateada. No cree en nadie; sin embargo es el más generoso amigo y anfitrión. Posee un gusto exquisito y lo que toca lo transforma en deliciosos manjares o en obras de arte.No se perdona los excesos aunque vive en ellos, ni resiste mujer alguna por más tiempo que el determinado por sus ganas de soledad. Dice tener una verga chiquita pero rinconera y no cree en teoría psiquiátrica distinta a la vergoterapia.
Es capaz de todo si le toca, pero le da una flojera...Le encantan las mujeres. Un día, no sabe cómo ni por qué, descubrió que las adoraba y con empeño y paciencia se dedicó analizarlas, a entender ese intrincado mundo de los no que son sí, de los deseos autocomplacidos, de secretos rincones donde jamás hombre alguno ha osado penetrar. Cuando conoce una mujer, Margarito Estrella se dedica a mimarla como si fuera una niña. Ellas van confiando en sus cuidados y poco a poco se convierten en juguetes eróticos. Las acomoda en posiciones increíbles, las acaricia como sólo él sabe hacerlo, les descubre sus mejores ángulos, indaga cada pedazo de su cuerpo y encuentra sus zonas de placer, les pregunta todo sobre sus vidas hasta conocer cada uno de sus secretos, de sus debilidades, de sus deseos, de sus fantasías.
Con amor y delicadeza, con decisión y energía las va convirtiendo en marionetas; las obliga a permanecer horas sobre su cuerpo y con toda su imaginación en marcha les va arrancando uno a uno los orgasmos hasta dejarlas exhaustas, luego las unge con bálsamo del tigre y las va durmiéndo al arrullo de su ahogada voz. Es cuando aprovecha para contemplarlas a sus anchas y descubrir cada una de sus cicatrices, de sus gestos, de sus defectos. Nunca las ama ni las odia más que en estos momentos: con el maquillaje corrido, la posición fetal del sueño, la expresión de calma en su boca, sus ligeros y asquerosos ronquiditos, la saliva que se va cargando de sabor amargo, el pelo revolcado y sudado, algunas uñas que han perdido un poco de esmalte, las orejas con perforaciones sin aretes, un pequeño grano en el culo, los dedos de los pies disparejos y con callos, la planta del pie áspera y reseca.
Entonces piensa en lo afortunado que es: ¡Que alivio! Mañana temprano se vestirá, se acercará lentamente, le dará un tierno beso y dejará una lacónica nota agradeciendo los favores recibidos. Si ellas dejaran, él podría arreglarlo todo. Sabría cómo vestirlas, cómo peinarlas; les contaría las uñas, les despintaría la boca; el abundante pelo, limpio y brillante, lo dejaría a los caprichos del aire. Les suprimiría el horrible olor a perfume y con un delicioso baño cargado de esencias de flores les dejaría limpio el cuerpo, para que exhale sus propios humores; con un lápiz muy negro acentuaría sus ojos, las vestiría de colores otoñales, desterraría el brasier para que las tetas se acomoden a su antojo y así poder calcular su peso.
Les quitaría mil palabras de la boca, les indicaría cuándo y de qué hablar y cuándo callar, les enseñaría lo inoportuno de una caricia y un beso cuando no se está listo para recibirlos.
Le gustaría poder matarles algo que no sabe qué es, pero por lo mucho que ha vivido y leído, él cree que algunos lo llaman “identidad” o tal vez “libre albedrío”, pero también podría llamarse “estupidez”. El sólo sabe que adora a las mujeres y las quiere ayudar.Cuando ellas se alejan de Margarito Estrella, una rara sensación las invade. Se sienten desaprovechadas; no hay en el mundo un hombre que las conozca mejor; ni siquiera el espejo refleja esa maravillosa imagen que Margarito Estrella logra devolverles.
Ellas quieren que él las desvista, las disfrace, las bañe, las jabone, las peine, las ame, les hable al oído, las ausculte, las critique, las desprecie. No desean que les mate nada y se defienden. Margarito estrella se enfurece y les mata todo. Con gesto borra el reflejo, con una palabra destruye el placer, y con el silencio entierra el putrefacto recuerdo que invade su alcoba. Margarito Estrella se refugia en la contemplación de la Vía Láctea hasta que otro proyecto de mujer cruza por el cielo.
Sonríe, se llena nuevamente de amor y reinicia su profesión de “Mujerero”.

Wednesday, September 5, 2007

CAERSE O QUEDAR COLGANDO? ALTO AHI !!!

Elina Furman, autora del best seller sobre las relaciones de pareja titulado KISS AND RUN, en donde habla de la enfermedad de moda: El terror al compromiso, que yo llamo SINDROME DE PETER PAN, escribe esta semana un artículo para Yahoo Personals.
Enumera las 5 señales para saber cuando tu pareja se inscribió en la maratón del año, está entrenando triatlón profesional, se acomoda en la pista, listo para el disparo de partida que lo hará desaparecer de tu vida para siempre.

Voy a permitirme, con la licencia que me da este blog para opinar impunemente sobre lo divino y lo humano, hacerte una traducción muy a mi manera de estas cinco señales que prenden una alerta roja en tu monitor en caso de que más de una de ellas suceda ahora mismo con tu media naranja:

PICKING FIGHTS: O si yo escribiera un libro las llamaría VISION MICROSCOPICA:

Mi querido, ténganse de atrás cuando comienzan con el cuento de:
· Oyeeee no comas tan rápido, nadie te va a quitar.
· Porqué no te peinas diferente, estoy harta de verte la misma raya por la mitad todos los días.
· Esa forma tuya de estornudar da asco, voy a comprar una sombrilla.
· De qué te ríes ah? No puedes tomar nada en serio?
· Porqué le hiciste mala cara a César cuando nos saludó en el club, es que te cae gordo?
· Se te están oscureciendo los ojos.
· Ese lunar en la barbilla ya parece verruga, porque no vas al dermatólogo?

Pilas...la cosa se ve mal.....huele mal y sabe mal. Es cierto que somos un costal de defectos, pero como el amor es ciego, mientras éste dura, la ceguera o por lo menos la miopía ayudan a sobrellevarnos con un poco de compasión. Cuando la visión se acomoda a la lupa, vaya, todo se va al carajo, de un día para otro somos lo que no éramos, nos vemos peor de lo que somos y nos sentimos en consecuencia con las circunstancias, o sea re-mal.

FORGETTING TO CALL: En mi best seller se denominaría ALZHAIMER SELECTIVO: Segunda señal del “enfriamiento global” del paraíso:
. ¿Yo te dije que te llamaba? Pero si fuiste tú quien dijo que llamaría.
. Estuve ocupadísimo. Mi jefe me tiene de la pelotas y tú encima presionándome.
. Mi vida, ¿cuándo es tu cumpleaños, el viernes o el lunes?
. ¿Cómo, tu reunión para el ascenso fue anteayer? Porqué no me contaste?
. ¿Fuiste al médico y estás en tratamiento? Y eso por qué?

CHANGING THEIR STRIPES: En mi libro se llamaría VOLTEARSE POR EL FORRO:
· Cambio radical de look: de castaña a pelirroja con una mecha pink en el copete
· 40 libras menos de peso.
· 2 perfumes nuevos en el tocador.
· Cambio radical de amigas: Victoria Secret en vez de Virginia Wolf.
· Rompimiento de rutinas: De un día para otro le comienza a interesar la jardinería en lugar del box. O deja de comer arroz con frijoles para aficionarse a los anillos de cebolla con salsa de queso azul.

CRITICIZING: Parecido al issue #2 pero peor, yo lo titularía: ME PARECE QUE TE CONOZCO PERO NO ESTOY SEGURO DE DONDE
· Desde cuando roncas tanto?
· Porqué no te matriculas a estudiar japonés por las tardes?
· BB, porqué te conformas tan fácil con todo ah?
· No te enseñaron modales en tu casa?
· Como has cambiado, ya ni te reconozco.
· Tus dientes se han puesto amarillos, no te cepillas bien, tomas mucho café y deberías dejar el cigarro.

LOSING SEXUAL INTEREST: En buen castizo, es cuando uno podría reescribir LA CAMISA NEGRA de Juanes, con nuevas sugerencias:
· Cómo así que hace una semana no lo hacemos, no fue anteanoche?
· Oye, no piensas que la vida es algo mas que templar y templar?
· Tengo que hacer un artículo urgente para una reunión de mañana.
· Me partí el alma hoy en ese meeting, vengo muerta.
· Esa pijama es nueva? Nooooo?
· Hay un documental buenísimo en la TV esta noche, dura 3 horas, lo vemos?
. Mi vidaaa alquilé 6 películas para el fin de semana.
· Que intensooooo
· Y la peor de todas por ser la más manipuladora: BB no eres tú, soy yo, realmente no sé qué me pasa, me perdonas? Y te miran con esa cara de ternero degollado que encima de todo nos hace sentir como una cucaracha por tener ganas, por querer, por sentir, en fin, por no haber perdido el entusiasmo.

Al contrario de lo que recomienda la reconocida Elina Furman, cuando dice: “si a usted le está pasando esto en su relación DONT PANIC, converse con su pareja”, yo en mi futuro best seller le diría, SALGA CORRIENDO Y NO PARE, antes que suene el disparo, no se quede a esperar el garrotazo, mire, cuando alguien ya no quiere, NO QUIERE y eso no hay quien lo cambie. Así, que mi querido lector, evítese el dolor de pasar por el rechazo, la crítica, las disculpas maricas, y finalmente el rompimiento, que ameritaría un capitulo especial en el libro con el que me haré famosa. Ese momento fatal en que no queremos irnos, pero tampoco quedarnos a ver al ser amado convertido en monstruo y a que esa persona nos vea transformados en estúpidos, llorosos y suplicantes idiotas.

Doña Cecy, mi mai, dice algo que me arrodilla frente a la sabiduría de la experiencia póngale atención....listos?


“Mijita... oportunidades se dan pero ganas NO”

Tuesday, September 4, 2007

CARTAS A CLAWDIA # 2

Por : Ricardo Bada
Clawdia, amor, te cuento que en Berlín habían sacado de la programación de la Ópera una puesta en escena de Idomeneo, rey de Creta, de Mozart, porque en la escena final aparecían las cabezas decapitadas de varios inventores de religiones, entre ellos Mahoma. Se temió que tamaña irreverencia provocase un atentado, pero por mucho que te extrañe, y sé que te extrañará mucho, el temor no era a los con harta razón enojados amantes de la obra de Mozart, sino a posibles terroristas musulmanes.

Luego, ante la presión de la opinión pública, que sintió en peligro la libertad de expresión, los responsables de la Ópera dieron marcha atrás y restituyeron esa escenificación al programa. Pero el daño quedó hecho, y la bajada de pantalones demostró una vez más que, como decía mi abuela Remedios, hay más miedo que vergüenza. Y al Islam, aunque se les llena la boca diciendo lo contrario, le temen. Desvergonzada, diarreicamente, le temen.

Me pregunto hasta dónde llegará el miedo. Por ejemplo: ¿llegaremos a ver un día “recortado” el texto del Quijote, como probablemente ya lo estará en su traducción al árabe?

Porque en el libro de Cervantes, en la primera parte, en el capítulo I, puede leerse: «Sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando (...) en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro, según dice su historia»

Y en el V: «Historia sabida de los niños, no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos; y, con todo esto, no más verdadera que los milagros de Mahoma».

Y en el XVIII: «La hija de Pentapolín (...) es una muy fermosa y además agraciada señora, y es cristiana, y su padre no se la quiere entregar al rey pagano si no deja primero la ley de su falso profeta Mahoma y se vuelve a la suya»

Y en el XLI: «Di priesa a ponelle en tierra, y desde allí, a voces, prosiguió en sus maldiciones y lamentos, rogando a Mahoma rogase a Alá que nos destruyese, confundiese y acabase; y cuando, por habernos hecho a la vela, no podimos oír sus palabras, vimos sus obras, que eran arrancarse las barbas, mesarse los cabellos y arrastrarse por el suelo»

Y finalmente en el XLVIII de la segunda parte: «Aquí hace Cide Hamete un paréntesis, y dice que por Mahoma que diera, por ver ir a los dos así asidos y trabados desde la puerta al lecho, la mejor almalafa de dos que tenía»

Es decir, que Cervantes, a) certifica que ha habido imágenes idolátricas de Mahoma; b) considera mentiras sus milagros; c) lo llama falso profeta; d) se burla de su poder de intercesión ante Alá; y e) documenta que un árabe juró poniendo por testigo al Profeta que estaría dispuesto a pagar un alto precio por cometer el pecado de escopofilia [en castellano moderno diríamos que por ser voyeur].

Mucho me temo, Clawdia del alma, que nuestros descendientes van a leer un Quijote mutilado en aras al miedo al fundamentalismo islámico, y crecerán en un mundo donde la libertad habrá sido conculcada por el miedo. Pero no por un miedo a una amenaza real, sino uno alimentado premeditadamente por los gobiernos y las policías, para controlar mejor a sus propios súbditos.

Yo te confieso mi miedo, mi miedo a toda clase de fundamentalismos, pero más que a ninguno de ellos, al fundamentalismo de los hipócritas, disfrazado de deseo de protegerme. Del otro, del de los hijos del desierto, sabría cómo defenderme, y sería en legítima defensa, porque me ataca. Pero del que me abraza, dizque por mi bien, ¿cómo defenderme?

Un besote, y hasta la Victoria (la de Samotracia, claro), siempre.